domingo, 4 de mayo de 2014

Deadly - Capítulo 11 - Basura de Uno...

Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan, Pilar.

            La tarde del miércoles, Spencer y Chase estaban en la casa modelo del Sr. Pennythistle. Tenía setos cuidadosamente podados y un camino de entrada libre de maleza. Junto a la puerta había maceteros de cerámica de los cuales salían abundantes narcisos. Las aves cantaban desde las ramas de un gran roble en el jardín delantero.  Lo único feo era la cinta policial amarilla atravesando la puerta frontal.
            Spencer caminó hasta ella y la movió a un lado. Entonces miró a Chase. - ¿Estás seguro de que quieres ayudar? Es un gran desastre aquí adentro.
            - Por supuesto, - Chase insistió, caminando hacia la casa y pasando cuidadosamente por encima de la cinta policial. – Por eso es por lo que estoy aquí, Spencer. – Chase la había llamado esta mañana, preguntándole qué hacía, y toda la historia del arresto salió de Spencer antes de que pudiera detenerse. Él insistió en conducir a Rosewood para confortarla, lo cual, Spencer tenía que admitir, se sentía…bueno, confortante.
            Spencer alcanzó las llaves que el Sr. Pennythistle le había dejado temprano ese día, pero cuando estaba a punto de meterla en el cerrojo, la puerta se abrió. Se congeló, tratando de escuchar a quien sea que pudiera estar adentro. Entonces miró por encima de su hombro al tipo de seguridad de apariencia dura tras el manubrio del SUV. Estaba mirando directo hacia adelante, impasible tras sus lentes oscuros.
            - ¿Hola? – Spencer llamó hacia adentro de la casa, su corazón latía rápido.
            - ¿Hola? – Una voz respondió.
            Hubo pasos, y el Oficial Gates apareció en el living, guiándose alrededor de los cuatro cojines de sofá que estaban en el piso y los muebles pisoteados. Parpadeó al ver a Spencer. - ¿Qué estás haciendo tú aquí?
            - Se supone que tengo que limpiar, - Spencer respondió. - ¿Qué estás haciendo aquí?
            - Buscando huellas digitales. – Gates levantó sus palmas; usaba guantes plásticos. -–El equipo forense acaba de irse. Yo también estoy saliendo.
            El corazón de Spencer se levantó. Fuji la estaba tomando en serio. Gates estaba buscando a Ali.
            - ¿Encontraron algo? – preguntó ansiosa.
            Gates pasó una mano por su puntiagudo pelo rojo. – Unas cuantas huellas por ahí y por allá, pero nada conclusivo. – Su teléfono sonó con un timbre estilo calypso, y levantó un dedo hacia Spencer. - ¿Hola? – dijo al teléfono. Luego de un momento, añadió, - Voy en camino.
            Se volvió hacia Spencer. – Emergencia familiar, lo siento. Guardé unas cuantas cosas como evidencia, pero no estoy seguro de que nos vaya a ayudar mucho. – Lanzó una mirada insegura hacia Chase. – Como sea, ya acabamos aquí. Puedes comenzar a limpiar el lugar. – Asintió hacia Spencer y salió de la casa.
            Spencer cerró la puerta tras él, se apoyó contra la pared, y dejó salir un gran suspiro. – Bueno, eso fue decepcionante. – Miró a su alrededor. A pesar de que había venido de pasada varias veces a este lugar mientras las chicas investigaban a Ali, se veía tan diferente ahora. Los cajones estaban abiertos, y había rayones de crayón por las paredes. Había una gran trizadura en el vidrio del reloj de caja. Una luz del techo había sido sacada del yeso,  los cables colgaban. - ¿Cómo es que no hay rastro de Ali en ningún lugar?
            Chase asomó su cabeza en la cocina, la cual tenía vidrio roto en el piso y basura tirada por todos lados. Olía a leche rancia. – Ali es extremadamente inteligente. Estoy seguro de que lo pensó todo antes de destrozar este lugar. – Aclaró su garganta. – Ese policía me estaba mirando como si pensara que yo lo hice.
            - No, solo no quería decir nada sobre Ali, - Spencer le aseguró, tomando una lata de Coca Cola y tirándola a la basura. – No quieren que le digamos a nadie más. – Se detuvo, mirándolo. - ¿Estás bien sabiéndolo? Podría ser peligroso.
            Chase se encogió de hombros. – No es como si me hubieras dicho algo que yo ya no supiera. Estaré bien.
            Spencer se volvió hacia la puerta para sacar los artículos de limpieza del auto. – Supongo que deberíamos terminar con esto, ¿eh?
            - Espera un segundo, - Chase la llamó desde la cocina. – Ven aquí.
            Estaba de pie en medio de la cocina, haciendo gestos hacia el suelo de baldosas cerámicas. Allí, entre trozos rotos de platos y vidrio, había algo brillante.
            Spencer se agachó para levantarlo y frunció el ceño, viéndolo a la luz. Era un llavero plateado, sin la llave. El logo de Acura estaba grabado en el metal. – No puedo creer que Gates no haya visto esto, - murmuró. - ¿Crees que es de Ali?
            - Quizás, - Chase dijo. – O quizás es de su ayudante.
            Spencer sacó su celular. Su dedo dudó en marcar el número de Fuji, pero en vez de eso marcó a Hanna.
            - ¿Conocemos a alguien que conduzca un Acura? – preguntó cuando Hanna contestó.
            Hanna no tardó. – Scott Chin. Mason Byers. El abogado del divorcio de mi mamá. Uno de mis vecinos. Esa mujer que
            - Wow, - Spencer interrumpió. – No sabía que conocías a cada conductor de Acuras en Rosewood.
            - Son buenos autos, - Hanna respondió como si fuera un hecho. - ¿Por qué quieres saber?
            Spencer explicó lo que acababa de encontrar. - ¿Podría ser su ayudante una de esas personas? Scott Chin no tiene sentido como el novio secreto de Ali— es gay. No estoy segura de que sea Mason tampoco—se mudó aquí en sexto grado, ¿recuerdas? Y él y Ali nunca parecieron llevarse bien.
            - Spence, ¿no acabamos de estar en la estación policial entregándole el caso a un equipo de profesionales? Entrégale el llavero a Fuji y olvídate de él.
            Spencer sabía que Hanna estaba en lo correcto, pero ceder el poder era más difícil de lo que creía. En la escuela, cuando tenían que hacer proyectos grupales, Spencer siempre insistía en hacer la mayor parte del trabajo. Los otros simplemente lo arruinarán, siempre pensaba. No lo harán tan bien como yo puedo.
            Aun así, obedientemente metió el llavero a su bolso, haciendo una nota mental de llamar a Fuji cuando ella y Chase hayan acabado de limpiar. Hanna estaba en lo cierto. Ya no tenía que preocuparse de esto. Estaba fuera de su plato—y eso era algo bueno.
            Sondeó el resto de la casa modelo, separando el algodón de relleno y el papel de periódico arrugado y las yardas de papel de baño colocados en el candelabro, pero no encontró ni una pista.
            Golpearon la puerta, y Spencer se congeló otra vez. - ¿Yuu-juu? – La voz de la mamá de Spencer llamó en el living. - ¿Spencer? ¿Estás allí?
            Frunciendo el ceño, Spencer fue hacia la puerta principal. Su madre, el Sr. Pennythistle, y Amelia estaban en el recibidor, todos vestidos en jeans y remeras. Sostenían escobas, mopas, y los artículos de limpieza del asiento trasero de Spencer.
            - ¿Qué ocurre? – Spencer preguntó. ¿Habían venido a apurarla para que limpiara más rápido?
            La Sra. Hastings ató su corto y rubio cabello con un moño. – Vamos a ayudarte a limpiar, cariño.
            - ¿E-en serio? – Spencer tartamudeó.
            La Sra. Hastings pasó su dedo por las marcas de crayón en las paredes. Algo de esta quedó en su piel. – No es justo que tengas que hacerlo sola. No digo que fuese correcto que tomaras las llaves de Nicholas sin su permiso, pero fue injusto que asumiésemos que tú fuiste quien le hizo esto al lugar.
            El Sr. Pennythistle palmeó su hombro. – Tú estabas en casa la noche en que este lugar fue destrozado—revisé el video de seguridad en la casa. Siento haber dudado de ti.
            Quizás Spencer debería haberse molestado más porque no hubiera creído en su palabra, pero eso requería de demasiado esfuerzo emocional. Además, le gustaba la mirada rígida con que estaba mirando a Amelia ahora mismo. – Lo siento por delatarte, - Amelia murmuró, luego de que él le diera un codazo.
            - Y la policía nos explicó que tu arresto por drogas fue un error, - la Sra. Hastings añadió mientras refregaba la pared con un Borrador Mágico Mr. Clean. – Gracias a Dios.
            - Oh, - Spencer dijo. – Bueno, qué bien.
            - Como sea, ¡a trabajar! – la Sra. Hastings le pasó una escoba a Amelia. Luego se detuvo y notó a Chase en la cocina. – Oh. Hola.
            - Él es mi amigo Chase, - Spencer dijo. – Otro Chase, - añadió, recordando que a le había presentado a Curtis como Chase cuando él la había ido a buscar para el baile. – Me está ayudando a limpiar.
            - ¡Qué bien! – la Sra. Hastings se emocionó, lanzándole una agradable sonrisa. – Bueno. Cualquier amigo de Spencer es amigo nuestro.
            Spencer casi se rió. Ciertamente  alguien se sentía culpable por asumir que era culpable en falso. Spencer solo estaba feliz de que su mamá estuviera aquí, ayudando, y de que no la odiara.
            El Sr. Pennythistle enchufó la aspiradora y la encendió. Amelia, de mala gana, levantó los cojines del sofá y metió el relleno que se pudo recatar en su interior. Spencer le sonrió en secreto a Chase mientras comenzaba a barrer el vidrio roto con la escoba. Estaba agradecida de que él estuviera aquí también. De repente, todo se sentía—bueno, no perfecto, pero mejor que como se había sentido en mucho tiempo.
            Justo como le gustaba.



Capítulo 10 - Capítulo 12

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