domingo, 4 de mayo de 2014

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 25: Las casas de árbol son perfectas para la primera cita



Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan

            Para las once en punto, la fiesta se había apagado y casi todos habían ido a casa. Aria dijo que estaba cansada, Hanna dijo que estaba enferma, y Spencer tenía orientación del campamento de hockey sobre pasto la mañana siguiente, así que Emily fue la única que pasó la noche. A la mañana siguiente, ambas estaban sentadas en la terraza, mirando el sol saliendo y luego al agujero en el patio trasero. Una lona ondeaba sobre él. Unas cuantas herramientas habían quedado en el pasto cercano.
            - ¿Los trabajadores te han dicho algo más? – Emily susurró.
            - Una que otra cosa, - Ali dijo, pretendiendo estar molesta.
            - Eso está muy mal. – Emily cloqueó su lengua.
            Ali puso sus piernas bajo ella en la silla. La verdad era que, ni siquiera cuando marchó frente a los trabajadores en bikini, ellos apenas la miraron. Se preguntó su papá les había advertido o algo.
            Estiró sus piernas. – ¿Te divertiste anoche?
            - Estuvo bien. – Emily se encogió de hombros. – Pero Hanna parecía muy molesta por Sean.
            - Sí. – Ali inspeccionó sus uñas, esperando que Emily no haya visto nada del engaño de eso. Pero incluso si hubiera visto, no preguntaría.
            - Aria parecía tranquila, - Emily continuó. – También Spencer.
            - Algo así, - Ali dijo.
            - ¿Sabes lo que les ocurre?
            La luz superior parecía hacer un halo sobre la cabeza de Emily. Estaba moviendo los hilos sueltos de su brazalete de Lo de Jenna una  y otra vez. – Creo que probablemente ellas mismas deberían decirte, - dijo.
            Su teléfono sonó, sorprendiéndolas a ambas. Ali lo tomó, esperando que fuera Nick, pero la llamada aparecía como Desconocido. Dio vuelta el teléfono.
            - ¿Tienes que contestar? – Emily preguntó.
            - No ahora mismo. – Ali le sonrió.
            El teléfono dejó de sonar, pero inmediatamente comenzó a sonar otra vez. Ali se quejó y lo pateó debajo de la mesa con el pie, luego se levantó. – Vamos, - le dijo a Emily. – Demos una vuelta.
            Vagaron alrededor del agujero a medio cavar y miraron adentro. Los trabajadores habían excavado muchos pies más de profundidad que la última vez que lo revisó, exponiendo más raíces retorcidas y margoso y oscuro barro. Muchas palas magulladas estaban tiradas al fondo, y un cuchillo Swiss Army estaba abandonado junto al borde.
            Ali alzó el cuchillo y miró al fondo. – Te reto a saltar en el agujero.
            Emily miró preocupada. - ¿Y si no puedo salir?
            - Podrás, - Ali dijo, pero luego miró al agujero, no estaba tan segura. Parecía más profundo, de repente, que hace un momento. – Pensándolo bien, olvídalo, - decidió. – Me ensuciaría mucho sacándote de allí.
            Emily se dio vuelta y miró la casa del árbol en la parte de atrás de la propiedad. Repentinamente, tomó el cuchillo Swiss Army de la mano de Ali y caminó hacia el sólido tronco. Luego de un momento, Ali escuchó sonidos de rasguños. Emily estaba cortando algo en la corteza.
            - ¿Estás talando mi árbol? – preguntó, caminando hacia ella.
            - Nop. – Emily se alejó del árbol y le mostró el tronco. Tallado en la corteza había un EF + AD. - ¿Te gusta?
            Un sentimiento de mareo atravesó el cuerpo de Ali de la misma manera que una tormenta de truenos improvista se vendría sobre una ciudad. – Lindo, - dijo, su voz temblorosa.
            - Simplemente estoy tan feliz de que seamos amigas, - Emily dijo con entusiasmo. – Quería... no lo sé. Demostrártelo, supongo.
            - Ahá – La garganta de Ali se sentía seca.
            Emily dejó el cuchillo Swiss Army en el pasto y miró arriba a la casa del árbol. – Han pasado años desde que estuvimos allí arriba.
            - Vamos, - Ali dijo, deseando cambiar el tema.
            Tomó la cuerda y puso sus pies en las tablas que su papá había martillado al tronco como escalones en algún momento cuando ella estaba encerrada en el hospital. Era fácil escalar a la casa del árbol, la cual básicamente solo eran muchas tablas como piso, trozos de madera contrachapada para paredes y techo, y cortes para ventanas. El piso estaba lleno de bichos muertos y hojas secas. Telas de araña habían tomado residencia en los rincones. Ali movió todo a un lado con sus manos y se sentó, los huesos de su trasero se clavaban en la madera.
            Emily subió después y se sentó junto a ella. Habían crecido tanto que apenas había espacio para ambas; sus brazos desnudos se tocaban. Miraron hacia afuera de la pequeña ventana, la cual ofrecía una buena vista al granero de los Hastings. Melissa Hastings se movía de un lado a otro frente a la ventana. Parecía que estaba hablando con alguien al teléfono.
            Luego Ali se dio vuelta y miró su casa. La luz en la ventana de su dormitorio estaba prendida, pero en la del cuarto de huéspedes estaba apagada. Había sido la primera ventana por la que había mirado en Rosewood. En unos días, su hermana estaría quedándose en esa habitación, mirando por esa ventana en su lugar. ¿O estaría ella en su viejo dormitorio otra vez? ¿Habría convencido a sus padres de la verdad de lo que había ocurrido?
            Los intestinos de Ali se torcieron.
            - Es tan lindo estar aquí arriba, - Emily respiró, devolviendo a Ali al momento. – Tan… tranquilo. Se siente como si ya no estuviéramos en Rosewood.
            - Sería lindo salir de Rosewood ¿no? – Ali murmuró. – Definitivamente no viviré aquí cuando sea mayor.
            - Yo tampoco, - Emily dijo. – Ni siquiera quiero vivir aquí ahora.
            Ali la miró por un momento. Quería preguntar por qué no. ¿Sus padres? ¿Su millón de hermanos y hermanas? Se preguntó si tendría algo que ver con su creciente flechazo. Rosewood no era exactamente el lugar más tolerante para la gente que era diferente.
            - Una isla tropical estaría bien, - Ali dijo luego de un momento.
            Los ojos de Emily se iluminaron. – Me encantaría vivir en una playa. ¿Nadar cada día? Genial.
            - ¿Por qué no vamos ahora mismo? – Ali dijo. – Podría reservarnos boletos con los puntos de mi papá. Podríamos escaparnos y nunca volver.
            - ¿En serio? – Emily sonaba atónita. - ¿Querrías ir conmigo?
           
            - Claro, Em. – Ali se acomodó. – Sería divertido ir contigo. – Quizás escaparse era la respuesta, pensó de repente. Podría evitar a su hermana por siempre. Nunca tendría que enfrentar lo que estaba por venir.
            - Sería realmente divertido ir contigo también, Ali. – Emily dijo sin aliento. Sus dedos temblaban un poco, pero Ali pretendió no notarlo. – Cuando digo lo feliz que estoy de seamos amigas, realmente lo digo. Esto es…genial.
            - Definitivamente, - Ali dijo, mirando el muslo de Emily. Se había movido más cerca y ahora estaba tocando la rodilla de Ali.
            Emily miró arriba y encontró la mirada de Ali. - ¿No fue divertida la pista de hielo?
            - Claro, - Ali dijo, una sensación extraña se acomodó en ella. – Tendremos que hacerlo de nuevo alguna vez.
            Una sonrisa rompecorazones apareció en la cara de Emily. - ¿En serio? ¡Me encantaría! – Ahora su muslo definitivamente estaba tocando la rodilla de Ali. Emily puso una mano sobre la de Ali y luego la sacó, parecía avergonzada. – He estado pensando mucho sobre ese día, Ali.
            De repente, todo lo que Ali pudo ver en su mente eran esas pequeñas letras que decían Amo a Ali en el cuaderno de Emily. El aire parecía cargado—Emily parecía ansiosa por sacarse algo de encima. Ali también tenía miedo de saber lo que era. Alejó su rodilla en un simple tirón y tocó el hombro de Emily. – Tengo algo que decirte, - dijo. – Es un secreto.
            Emily juntó sus labios. Sus ojos brillaron.
            Ali lamió sus labios y tomó aire. – Bueno, como que estoy viendo a alguien. Un chico mayor. Es absolutamente genial.
            Por un momento, la casa del árbol estuvo en silencio total. – O-oh – Emily tartamudeó. Sus ojos se dispararon en un montón de direcciones.
            - Quería que lo supieras porque eres mi favorita, Em. Siempre lo has sido.
            Emily tragó saliva audiblemente. – E-eso es genial. ¿Cuál es su nombre?
            - Es… bueno, no quiero decirte aun. Pero pronto, ¿está bien?
            - Está bien, - Emily dijo.
            Estuvieron en silencio otra vez. El aire estaba lleno de electricidad estática, tan rasposo como un paño de secadora. Las aves cantaban. A la distancia, alguien se rio. Y entonces, de repente, Emily giró su cuerpo hacia Ali. Antes de que Ali supiera lo que estaba ocurriendo, los labios de Emily estaban tocando los de ella. Se sentían suaves, normales, tal como los labios de un chico, en realidad, y por medio segundo, Ali cerró sus ojos y dejó que la sensación la lleve. En muchos sentidos, se sentía bien ser adorada tan puramente. Se sentía bien darle a alguien exactamente lo que quería.
            Pero entonces volvió a sí misma y se alejó. Esto no era lo que ella quería. Y la gente pensaría que esto era raro. ¿Cómo se atrevía Emily a simplemente asumir que a Ali le gustaría esto?
            Todo lo que Ali podía ver era la parte blanca de los ojos de Emily. Ali sintió una sonrisa traviesa acomodarse en sus labios. – Bueno, - se escuchó decir a sí misma. – Supongo que por eso es que te quedas tan tranquila cuando nos cambiamos para gimnasia.
            Emily se estremeció, una horrible y tortuosa risa falsa salió de su boca. – Dios, lo siento, - dijo. – No sé lo que me acaba de pasar. Supongo que estaba pensando en el chico que me gusta y me confundí.
            Ali se rio crudamente. – No creo que te guste nadie, Em. Creo que me estás mintiendo.
            Los ojos de Emily se abrieron. – Me gusta alguien.
            - ¿Un chico? – Ali molestó.
            Lágrimas brillaban en los ojos de Emily. Se levantó y buscó la escalera de cuerda. – Tengo que irme.
            Ali no dijo otra palabra mientras Emily bajaba y salía disparada a través del terreno. La miró desde la casa del árbol mientras montaba su bicicleta y se iba por la calle, su cola de caballo rebotando. Emily no miró atrás ni una vez.
            Por medio segundo, Ali pudo sentir el cabello de Emily en sus manos otra vez, su suave piel contra su cara. Y entonces se mordió con fuerza el labio, las emociones estaban muy revueltas en su interior como para poder pensar. Por un lado, se sentía disgustada. Por otro, se sentía restaurada. Y por otro… bueno, aún más de lo que le había hecho a Hanna, sabía que acababa de alterar las cosas con su mejor amiga para siempre.
            Y a pesar de que Emily probablemente estaba más bajo su poder que nunca, se sentía como…horrible.

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